Confesiones.

Juan y Víctor se encontraban en la casa de los Escutia’s, acostados en la alfombra, Viendo los detalles del techo de madera, buscando caras en las imperfecciones decoradas. Donde había un aroma a vainilla, provocado por las velas, que previamente las habían encendido.

Víctor: -Recuerdas la primera vez que te conocí, te empecé a hablar por que pesaba que eras una niña con cabello corto, la voz muy delgada y las uñas bien recortadas. Con unos labios delgados, y una piel de durazno.

-¿A poco creíste que era mujer? Pero si te dije que mi nombre era Juan- Responde Juan tratando de defenderse.

-Si, ya se. Pero creí que yo había escuchado mal. Y te llamabas Juana- Víctor se puso de pie y se dirigió a la ventana a ver el paisaje del patio. Ahí estaba jugando la hermana de Juan Escutia con su madre. Víctor miraba los enormes senos de la Sra. Escutia, como se movían mientras ella corría y saltaba. Juan Escutia al ver a Víctor, se levanto y se puso a un lado de él, Volteo a ver el paisaje y miro a su madre jugando con su hermana.

Juan: -Son enormes sus senos, ¿verdad?

Víctor se alejo de la ventana para negar que estuviera viendo lo que Juan sospechaba y respondió: -eh, ¿a que te refieres?

Juan: -Bueno la verdad si yo fuera mujer me la pasaría agarrándome los senos todo el día. Para eso se los operan ¿que no? Para tener más de donde agarrar. No se, ¿por que?, si para excitar a los hombres o para excitarse mas ellas, cuando están solas. No lo puedo comparar con algo con nuestro cuerpo masculino, aunque yo como hombre, me gusta agarrarme los testículos, huevos, bolsas de cemento, ciruelas… como quieras llamarle. Pero nunca me los operaria para agrandarlos y así tener de donde mas agarrar. Aun que debe de ser como el pene, mas bien. Tener más para que me agarren más. Bueno no entiendo. Son extrañas las mujeres…

Víctor trato de cambiar la conversación que tanto le incomodaba, y le pregunto: -Y tu Juan, ¿has sentido algo por alguien?

Juan: -Si, fue al llegar a este pueblo maldito, pero no le amaba. Aunque sentía algo muy especial. Un día le iba a decir, No te puede sacar de la cabeza toda la semana, todo me recordaba a ti o lo hacia que se relacionara contigo. No te voy a decir que estoy enamorado de ti, ni que me muero por ti, o que el sol sale de tus ojos y se mete en tu trasero. Pero siento algo especial. Y miento al decir que solo llevo esta semana pensándolo, llevo más tiempo, pero no puedo darte una relación de noviazgo, ni tú a mí. Aunque quiero saber si tu sientes algo especial por mi también. Aunque si no, pues me enfocare a solo tener una amistad contigo y espero que esta confesión no arruine nuestra amistad.

Cuando Juan, termino de hablar. Jugaba con sus dedos pulgares y lo único que miraba en ese instante era la punta de su nariz. Al parecer el relato de Juan Escutia fue ignorado por Víctor y aunque estaba parado a un lado de él, no había escuchado ni una sola palabra, ya que estaba parado en la ventana viendo como corría y brincaba el cuerpo de la Sra. Escutia.

Víctor, al no escuchar ninguna palabra de Juan, contesto en forma de cortesía -Si, deberías de decírselo algún día-.

Juan Escutia Respondió - Si, debería decírselo justo en este momento-. Juan abrazo ligeramente a Víctor de la cintura y quiso recargar su cara en su hombro, pero no se atrevió.