Déjalo Correr, déjalo correr.

Mi tía concepción dice que nací morado, por que me estaba asfixiando y que un mes después, cuando mi madre me dejo en la cama mientras se metía a bañar.

Ahí entro èl, sin hacer ruido se acerco a mi y le agrado mi olor de niño recien nacido.
Le parecí sabroso y suculento, más que los patos y gallinas que acostumbraba comer.

Llego mi tía concepción y lo espanto dando su nombre, pero...

El sabe mi nombre, yo se lo dije pero no se cuando, no se cuando…
Pero viene, no se cuando pero viene.

De eso me acorde la noche pasada cuando me dormí con los audífonos puestos y desperté con ellos enredados en mi cuello. Apretando pero sin ahorcar.

A los 15, cuando choco mi cabeza contra ese pick up blanco marca Nissan a una diferencia de velocidad abismal, sentí una sensación muy desagradable. Sabia que venia, pero no lo quise creer.
Cerré los ojos como si me aferrara a no ver nada y desperté.
La gente me miraba con gran asombro por seguir ahí, mientras yo solo me miraba en el espejo retrovisor, limpiándome la sangre con la manga del suéter.
Dicen que mi tío Javier dio su nombre para alejarlo de mi.

El sabe mi nombre, yo se lo dije pero no se cuando, no se cuando…
Pero viene, no se cuando, pero viene.

Hace 5 años me avente de las escaleras del segundo piso en la universidad, brinque por que sabía que estaba detrás de mí, levantando su blanca mano izquierda para tomar mi hombro.
Cuando caí no podía pararme.
Cuando me recupere ahí estaba mi amigo Jesús, quien dio su nombre para sacarme de ahí, mientras me levantaba me decía: no puedes nadar un río tan profundo, así como no puedes brincar una montaña muy alta... sin planearlo.

El sabe mi nombre, yo se lo dije pero no se cuando, no se cuando…
Pero viene, no se cuando pero viene.

Hoy de regreso a casa, lo estaba esperando.
Yo estaba listo con un cigarro en el bolsillo derecho y mis audífonos en el cuello.
Aunque me quede dormido, el escucha hasta ese sonido.

El sabe mi nombre, yo se lo dije pero no se cuando, no se cuando…
Pero viene, no se cuando pero viene.

De eso me acorde la noche pasada cuando me dormí con los audífonos puestos y desperté con ellos enredados en mi cuello. Apretando pero sin ahorcar.