Historias de Gabriela Magallanes Vol2. Perfume de Toronjas.

Diciembre, mi mes favorito del año! donde ya no hay nada de escuela, la ciudad huele a navidad navidad en las calles, aunque para mí, su humilde servidora, Diciembre huele a humo y perfume… claro que si. Ya que mi perfume dura mas tiempo en mi bufanda doblada con el nudo francés.

Diciembre, mi mes favorito del año! donde la familia esta más cercana que nunca; Bueno eso quiero creer, por que a mis padres les dan vacaciones obligatorias los ultimos dias del año y todo el día están en la casa y yo no salgo del cuarto. Aunque, a veces me siento culpable por que son las 4 de la tarde y no he ido a la sala para ver como amanecieron o que hay de comer.

Pero en fin, diciembre es para cambiar lo que no te gusto en todo el año, cambiar las metas que habías hecho y fortalecer lo que no hiciste… aunque también sirve para poner cara angelical ante mis padres, aparecer derrepente en la sala mientras me aviento al sofa, acurrucarte a lado de ellos y pedirles dinero para pagar la colegiatura de la escuela.

Así que ese día especial, me desperté tempranito e hice de las cosas que mas odio en la vida… bañarme.

Me encanta decirle a la gente que odio bañarme, creo que me hace ver un poco desorientada social y quedar como bicho raro ante la gente de sociedad.

Pero siempre rectifico “si me baño diario” con los jabones de Avon de mi madre, mis 2 acondicionadores y mi shampoo para el cuerpo.

Tampoco quiero sonar que soy una dranx punxs, y andén inventando cosas de mí y le lleguen semejantes historias inventadas a los oídos a mi madre. En Diciembre abres la puerta del baño despues de bañarte y sale todo el vapor como si fueran efectos especiales de una pelicula, yo con mi bata y mi toalla en la cabeza, apago y prendo la luz para generar tension y salgo con una cancion en el celular que me gusta mucho. desafortunadamente para mi no tengo un hermanito que me este viendo y aplaudiendo esperando con un Oscar en la mano.

Fui a pagar la calegiatura, ahí estaba en la fila para pagar mi siguiente semestre en el cetys en la oficina de crédito y cobranza. Hasta que me encontré a mi amiga la Lips Feiky que en realidad se llama Fernanda Pérez. Muy guapa se miraba hasta donde alcance a mirar de reojo, al parecer traía zapatos nuevos que de seguro compro en viejas y ese suéter rojo para combinar con el mes, que bello detalle de su parte.

No quise ir a saludarla, a menos de que me mirara, aunque en estas fechas ver a alguien en diciembre es siempre preguntar “heeyy que te trajo santo clause?” abriendo los brazos y una sonrisa que muestra lo blanco de tus dientes con la ortodoncia de tu adolescencia.

El caso es que al final de cuentas ella volteo y nuestras miradas se cruzaron... ahí si que ni simular es bueno, a cumplir con las obligaciones sociales.

Caminar de pasitos chicos, mientras sonrió y abro los brazos, en eso me detengo súbitamente...

Feiky volteo a verme y se torcieron todos los cuellos de aquellas personas que estaban en la fila al ver sus dos grandes gifts que santa clause le trajo.

Esos melones rebotaron cuando volteo, lo juro y soy atea. Eran unos pechos tan firmes y redondos... como dos tallas más grandes que el último día en que la vi.

En vez de darle un abrazo, me dieron ganas de tocarlos para ver como se sentían.

Que digo tocarlos, me dieron ganas de arrancarle la blusa ante todo mundo para presumir la perfección de su pecho.

Digo, lo único que creí platicar con ella era saber que materias iba a tomar el siguiente semestre. Pero después de ver esos pechos, esos senos, esa postura petite, tanta feminidad en ella, mi cara de sorpresa lo dijo todo y mis ojos apuntaban el objetivo.

Gracias a dios, hay algunos hombres que les gustan las mujeres que casi no tienen pechos, como por desgracia soy yo. De lo contrario, hubiera pedido una operación al graduarme de la preparatoria en vez de mi automóvil de agencia.

Las personas en su paso por la vida pueden convertirse en algo distinto de si mismas.

Se que lo digo en la forma mas sintética que hay, pero tenia que cerrar con una buena frase esta historia, ¿no?