El infierno de Miguel Huante.

Ayer se murió Miguel Huante, alias el mike.

El estaba en un concurso de peleas de sumo, con botargas.

Al parecer el llevaba planeando este concurso desde hace 3 meses con el pretexto de juntar dinero para abrir un restaurante de comida japonesa.

El se tropezó con la cinta de sus zapatos golpeándose la cabeza con una silla, mientras comía un chocolate snikers.

Yo le llevaba hablando desde hace 3 años. Cuando lo conocí en la universidad, para ser exactos en la escuela de idiomas.

Pero le deje de hablar desde hace 6 meses, cuando ya no pude seguir siendo mas su cómplice.

Esos tiempos de escuela eran siempre iguales, estudiabas materias de tu carrera por las mañanas y en las tardes ibas a una escuela privada a estudiar el idioma ingles con gente de todas las edades.

Desde que lo conocí sabía que escondía algo en su interior, represión o tal vez algún trauma de su infancia.

Se notaba cada vez que escuchaba hablar a la gente y movía los labios sin ningún sonido, simulando repetir lo que escuchaba y cuando le preguntaban su opinión sobre cualquier tema de la vida, se escondía bajo una sonrisa amena sin dar ninguna respuesta.

Me hice su amigo y me invitaba a su casa, a fiestas y a pesar de su facha para vestir, el vivía en una casa muy lujosa y muy grande, con una estructura nueva y moderna. Por dentro cada detalle de su casa era pulcro y costoso.

La primera vez que entre a su casa, creí que me estaba tomando el pelo, que su madre era la sirvienta o su padre el conserje. Hasta que mire su foto en un portarretrato de acabado de plata que estaba en la sala a un lado del sofá.

-“Quien lo viera” dije en voz baja mientras saludaba a su madre, quien estaba viendo la novela.

Yo no era su único amigo, tenía otros que al parecer eran de su mismo estatus social, personas que se quieren comer el mundo con el apoyo de sus padres. Hijos de esa educación en esta ciudad no sufren tanto para subir la escalera y mirar el mundo desde el segundo piso.

Pero a Mike no le interesaba esto, en realidad no sabia que le interesaba, nunca hablaba de nada interesante, ya tenía 22 años y creo que aun seguía tomando como prioridad comprar un juego o hacer algo en un fin de semana con su familia. Sin ninguna preocupación acerca del futuro.

-¿Que es el futuro para Miguel Huante? Me preguntaba cada vez que lo miraba con su sonrisa tan amena.

La prima vez que me asuste fue cuando me hablo por el msn, en un domingo por la noche, eran casi las 11 de la noche cuando llevábamos una plática acerca de una página de video por Internet, criticando una pelea de mujeres en una secundaria, cuando de repente escribió:

-Me excitan las peleas de morras. Y más cuando son así tan niñas.

Claro que cualquiera puede escribir cosas de ese tipo por el msn, ya que nadie sabe que se puede interpretar como broma o en serio a través de un monitor.

Yo le seguí el juego y ese fue mi error.

- Si morillas de 15 años ja ja ja ja no mames. Ya están en edad de merecer.

- A ti no te gusta julia, la que va con nosotros en la clase de ingles? (pregunto mike muy inocentemente, ya que todos los del salón sabíamos que era muy atento con ella, pero nadie quería suponer nada ya que ella tenia 12 años y el 22)

Al día siguiente llegue tarde a la clase y miguel estaba sentado a un lado de julia, “pinche jotillo” le dije con la mirada, el sonrió y movió la mano para que me acercara.

- llegaste tarde, pero te apartamos lugar. El profe encargo un trabajo en equipos de tres y ya nos anotamos, pero como llegaste tan tarde pues ya escogimos el tema, el día de exposición y todo. Al rato nos juntamos en mi casa para terminar todo.

Me encabrona que alguien me ponga fechas y horas que yo no quiero, ya que esa tarde tenia que hacer una practica de laboratorio de programación. Solo hice un gesto de desagrado y explique mi situación.

- Entonces nosotros de aquí nos vamos yendo a mi casa y ya llegas en la tarde/noche.

Dijo miguel Huante mirándome a los ojos, sujetando el lápiz mientras dibujaba círculos en el cuaderno.

- OK, pero llegas Tapiocadas. Dijo Julia con su uniforme de secundaria.

Al llegar a su casa, ya era tarde, era tan tarde que las luces ya estaban apagadas, no quise tocar el timbre de su casa ni acercarme a la puerta, por que su perro empezaría a ladrar. Solo le llame a su celular y el me contesto gritando:

- por que tardaste tanto! Por que tardaste tanto!

- ya te dije que tenia que hac…

- entra! Ya te abri la puerta. Y colgó el teléfono.

Entre y me dirigí a su cuarto, todos los focos de su casa estaban apagadas, solo se miraban las luces de todos los aparatos electrónico que estaban prendidos pero sin funcionar, como el reloj electrónico marcando las horas en rojo. 10:36 pm.

Llegue y miguel estaba en calzones, al parecer se estaba cambiando de ropa.

Su cuerpo obeso hizo que volteara la vista inmediatamente y de repente estaba ella, julia. Tirada en el piso del cuarto con los ojos volteados y el cuello morado. Tenía las piernas abiertas y la falda levantada.

Salí corriendo y Miguel me tacleo, estrello mi cabeza en el piso y a la tercera vez deje de contarlas y me desmaye.

Me desperté y estaba acostado en el sofá de su sala con una venda en la cabeza. También tenía cortadas en las manos, pero no recuerdo como me las hice, no eran muy profundos y no estaban vendadas.

- que le paso? Pregunto la madre de miguel al verme en ese estado.

- Lo ataco el fido (el perro). Dijo Miguel Huante sonriendo con una sonrisa amena.

El reloj marcaba las 8 de la mañana del día martes.

Miguel me ayudo a levantarme y me llevo a mi casa. Platicando lo que había pasado la noche pasada.

- Ayer te ataco el perro y te caíste de las escaleras. Hiciste tanto ruido que me despertaste, pero la verdad no se que hacías tan noche en mi casa.

Esa es la verdad, mi verdad, nuestra verdad.

Y si recuerdas algo en contra mía, lo tengo todo planeado.

La fui a enterrar a un lugar que solo yo se, las cortadas que te hice fueron con unas tijeras, las cuales enterré con ella. Esas tijeras tienen tu sangre y también tu ropa interior que como te habrás dado cuenta también te quite.

Y si llegas a decir algo, embarre tu cajuela con sangre de ella en tu cajuela.

Así que eso nos hace ya hermanos.

Yo estaba petrificado, creí que era un sueño y que cada semáforo era un pecado que había cometido.

Hasta que llegue a mi casa, se despidió de mi y me ayudo a bajarme.

-Lo mordió mi perro, le dijo a mi madre quien salia de la casa.

Entre al baño y me empecé a quitar la ropa lentamente hasta que descubrí que no tenia ropa interior, me bañe y recordé el cuerpo desnudo de julia tirado en el cuarto de Miguel Huante, con los ojos volteados y la boca abierta tratando de tomar aire, las manos abiertas con los dedos largos, aparentando ser una araña.

Y su falda levantada sin ropa interior, mostrando su vagina sangrando.

Lamentable mente ese solo fue el comienzo de Miguel Huante y yo como su cómplice en cada uno de ellos.

hasta que unas cintas sin abrochar y un snikers me liberaron de todo.