Los dias para los que estamos hechos

 Desde que me desperté estaba en mi mente "hoy es el día"... Tome un baño, me puse un pantalón usado y sucio con una camiseta lisa de botones. Sali sin desayunar (diciendo en voz baja) hoy es un bonito día, no hace calor, hay nubes grises en el cielo, es un buen día para lo que me espera. 

 Desde que llegué todos pusieron cara de indiferencia, fingiendo que no sabían nada, ni que les importaba nada. Yo sabía lo que me esperaba, yo sabia que este día estaba anotado en el calendario de todos, con una cruz de color llamativo y mi nombre en ella. Llego el Joe diciendo: 
--huí ya llegaste, sabia que no ibas a faltar, bueno aunque si faltas te va peor... 

Darío: 
--uuuuy ni que lo digas “APA” 

 Todos me felicitaron por haber ido, con amenazas de lo que me esperaba,  Pasó el día y empezaron los ataques psicológicos. 

 Joe: 
--ya es hora, ya te empezaron a sudar las manos?, espero que no te vallas a hogar. Al último lo flagearon todo el cuerpo y casi se ahoga, lo dejaron encerrado en un cuarto con la cara toda manchada... Alguien le ayudo cuando pudo gritar... Al micke lo querían meter en una bolsa negra y tirarlo por las escaleras... 

 Yo no sabía a que horas seria eso pero ya eran la 1 PM. Joe: bueno creo que vamos a adelantar el ritual. A mi me empezaron a sudar las manos cuando dijo eso... Caminamos hacia el comedor donde era hora pico y estaba lleno. Ahí enfrente de toda esa gente que no conocía y que siquiera sabían de lo que iban a ver (todos comiendo en mesas diferentes, con comidas diferentes y vestidos diferentes). Creo que gracias a mi gran suerte llegaron unos japoneses y gente del área administrativa y se sentaron en seguida de nosotros sin saber lo que iba a pasar. Mis compañeros empezaron a poner cara de preocupación, pero yo me alegre por un segundo, conciente de que no me iba a salvar. 

Todos se enojaron y pusieron cara de furia como si yo hubiera pateados a sus hijos. Diciendo: no, no, no de esta no te salvas. Ni modo en la oficina. Primero fueron las fotos de todas las personas, salgo con una risa de preocupación. (Esa que siempre pongo cuando estoy nervioso). Pensé que seria mejor si me quitaba la camisa de botones y el chaleco de uniforme (no estaba equivocado). Empiezo a sentir manos en mis pies, en mi espalda, en mis brazos. Empiezo a sentir que me elevo, que vuelo. Solo levantando la cara hacia el destino y de ahí solo el movimiento de martinete hacia el pastel de cumpleaños. despues de eso ya no estube preocupado ese dia. Gracias 

Betty llegaste y me diste un beso, un abrazo, y una ensalada.