-Vas a ver, te voy a pegar.
Le grite a mi hermano de 4 años de edad, después de aventarme un puño de tierra en la cara, al estar jugando a los carritos y no dejarlo ganar.
(En aquel entonces, el llevaba un corte de pelo llamado de hongo, muy chistoso en los niños de esa edad. Yo tenia el pelo sin ninguna forma de peinado, esponjado y enmarañado, por tal me había ganado el apodo de el melenotas en la primaria. Mi hermano más chico llevaba un peinado muy parecido al de los beatles, muy gracioso ya que no conocía en ese entonces que existió un grupo llamado así).
Salio corriendo y con el mi otro hermano, un año de edad menor que el.
Trate de alcanzarlo pero era muy veloz, a los pocos metros el me llevaba mucha distancia. Así que preferí aventar una piedra.
Me agache rápidamente, poniendo un pie delante de otro para estar en buena pose al aventar la piedra. La más suculenta a la vista.
- Aaayyyyyyyyyyy (Gritó, mientras se sobaba en donde lo había golpeado)
Un remordimiento llego a mí súbitamente, por no pensar lo que hacia (¿a quien no le pasa lo mismo?)
Me acerque corriendo y le empecé a sobar la espalda, arrepintiéndome de lo que había hecho.
El solo me empujo y se alejo corriendo mientras se limpiaba las lágrimas con las mangas de su suéter.
Con ese simple acto me hizo sentir lo mas bajo del mundo.
Me quede parado largo rato jugando con una lata, la cual pateaba contra una pared. (Creo que en ese entonces lo que más quería era un súper nintendo o una pelota de fútbol, los cuales nunca tuve. Solo nos distraíamos metiéndonos en un contenedor de agua, el cual lo subíamos a una lomita que estaba en el patio trasero y nos dejábamos caer chocando contra el cerco de malla que marcaba el límite de la casa con el desfiladero de un cerro lleno de hierbas y de basura).
-¿Con quien hablabas hace rato? (Me pregunto mi madre, buscando a mis hermanos con la vista).
-Con nadie, solo estaba jugando.
- ya metete ya esta oscureciendo.
Apenas eran las cuatro de la tarde y empezaba el invierno en Tijuana.
Oscurecía mas temprano de lo habitual y las noches eran muy frías.
Entre a la casa y me quede sentado en el sofá, esperando a que empezara los Power Rangers en la tele, mis hermanos aun no entraban por estar jugando en patio trasero sin que se diera cuenta mi madre, algo raro ya que siempre veían el programa también.
Justo cuando comenzó llego mi padrastro con un chaleco blanco el cual puso sobre la mesa, se quito la pistola que traía en la espalda baja, la descargo y la dejo arriba de la televisión junto con su placa de policía.
Le cambio de canal al televisor sin preguntar si quiera si lo estaba viendo. Yo salí corriendo a ponerme el chaleco al deducir que no vería el programa.
Parecía un par de vendas amarradas entre si, me quedaba muy grade, pero creo que con el solo hecho de ponerme un chaleco tan pesado ya me sentía Robocop.
-¿Que es esto? pregunte…
- Un chaleco antibalas
-¿y sirve? (Pregunte sin ningún sentido).
- Eso voy a ver mas tarde.
Esa respuesta cambio todo el panorama ya que implicaba el uso de una pistola.
-¿Enserio? Y puedo ver. (Respondí).
- no lo se, déjame ver la tele.
En la noche, ya estaba a punto de irme a dormir. Cuando pase por la sala en busca de un vaso con agua, cuando veo a mi padrastro poniéndose el chaleco.
-¿Ya lo vas a probar?
-No, ya duérmete
-¿Pero por que te lo pones?
-Nomás.
El salio de la casa por la puerta trasera, mientras lo seguía muy torpemente como un niño de 10 años sigue a alguien.
El puso la pistola en su boca del estomago y me dijo:
- metete a la casa, esta haciendo mucho frió.
Al meterme se escucharon tres tiros. Asustado me puse las manos sobre los oídos.
Mi madre solo pregunto:
- ¿que pasa? ¿Donde esta Javier?
Afuera, probando un chaleco antibalas. Respondí mientras me alejaba las manos de los oídos.
- OK, ya duérmete. Me dijo mientras se asomaba por la ventana.
Al día siguiente, aunque me desperté temprano mi padrastro ya se había ido a trabajar. Dejando en la mesa las tres balas usadas y el chaleco en la mesa.
Comí un conflakes como era habitual por las mañanas, jugando con las balas que estaban en frente de mí.
-¡Ya me voy!
Grite a mi madre que estaba dormida, mientras yo guardaba una bala en mi bolsillo del pantalón.
Sin ninguna respuesta en el aire me acerque a ver si mis hermanos estaban todavía dormidos, al afirmarlo cerré la puerta y me fui corriendo a la escuela. Ya se me hacia tarde, para presumir esa bala usada, se me hacia tarde para comenzar otro día.
09 diciembre 2006
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7 comentarios:
odio los chalecos... no sé a quien se le ocurrio pensar que eso seria "in" en la moda...
genial tapiokas!
por ke te pierdes?
el desayuno es la parte mas importante del dia! :) esos cornflakes te ayudaron a empezar tu dia
Amigo!!! como taz??? ya mero voy!! mi hermana se regresa a mexicali y mi apa tambien como la ves?? yo no se, yo no. como vas con lo de la operacion si se va hacer??? reportate mas seguido, saludostes :D
esa sensación que sentiste cuando le pegaste a tu hermano la he sentido.
tenia miedo que la historia de la pistola acabara mal, jeje.
saludos :)
m..... wow qe bueno qe no fui yo el de la piedrada..me recordo cuando descalabraron al karlo en la primaria .
Y las mangas del chaleco? Jajaja...Chaleco, son lindos a veces...bueno depende!...
Besooz!
aaaiiii pobrecito de tu hermanito... yo tmb pense ke la historia ib a tener un final tragico.. ya iba a llorar :(
besos chikow
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