Hace días un compañero del trabajo llego a la oficina
mentando madres (como decimos en México).
- A que no sabes que hizo el hijo de su chingada madre,
pinche loco pendejo, me saca de quicio el pinche morrillo hijo de su re-putisima
madre.
-- ¿Pues de quien hablas?
Resulto que estaba hablando de su amado hijo, el cual se había
cortado el pelo a escondidas con unas tijeras de la escuela, tal corte de pelo
le había dejado unos hoyos en la cabellera, en la parte lateral arribita de la
oreja.
-
Es que quería ir con el pelo cortado por que ya
se le salía por arriba de la oreja, me dijo el niño pendejo. Ya era muy noche y
no pude hacer nada más que apagarle la tele y decirle que así lo iba a llevar a
la escuela, pero no lo lleve; al rato lo voy a llevar a que lo rapen.
-- Y tu esposa no dijo
nada?
- si, me decía que ya no le dijera nada al morrillo, pero
neta cada vez que lo veía me hacía enojar.
Ya varios días anteriores había llegado isidro con esos mal
comentarios de su hijo, como por ejemplo la vez que conto:
La neta mi hijo está bien loco, y se lo digo: “Estas bien
piraton”. Cuando lo llevo al parque se pone a jugar y cuando le digo que ya nos
vamos, se pone a cortar flores, que según son para su mama. Y se las regala con
mucho amor según dice él piraton. Ahhh yo me la curo un chingo de mi morrillo.
- -Pues que querías isidro, que robara tapones de
llantas, o copas? Que te dijera ven para vamos a aventar piedras a esos
viejitos y robarles sus bolsas? Dije.
--No, pero la neta ningún niño
hace eso de arrancar flores.
- Ninguno en tu barrio.
No sé si ser padre me hace ser más
sensible, pero por menores cosas he iniciado peleas en mi casa, como la vez que le dijeron "pendejo" a mi hijo. Pueden llamarle Cabron, Carajo,
mion. Pero pendejo, nadie… y ese alguien fue mi cuñado. Mi hijo tenía casi el
año cumplido cuando a mi cuñado le nacieron las ganas de cargarlo y decirle
pendejo para que volteara. Yo puse mi pinche carota y lo volteaba a ver
encabronadicimo, pero él nunca me volteaba a ver.
Le llegue a comentar a mi esposa
que me incomodaba, pero ella siempre se pone de lado de ellos, y a veces sale
perjudicial; hasta salgo como que estoy exagerando y que a mí me ha pateado la
vida por eso soy así. Pero no creo quejarme tanto, solo un poquito.
Una tarde (una semana después
de haber comenzado ese apodo) yo estaba en la computadora cuando de repente
empiezo a escuchar ese apodo “pendejo” con mi hijo, repetido varias veces para
que volteara el niño y como siempre enfrente de los demás niños, a lo que en mi
mente imagino: y si todos fueran a decirle así en el futuro, solo porque el tío
le decía así de bebe… me pare de la silla, camine hasta la cocina y lo apunte con
el dedo diciendo, “no quiero que le vuelvas a decir así, sea la última vez, me
entiendes?”. Hasta que el afirmo con la
cabeza lo deje de apuntar y volte a ver a mi alrededor. El sí puso
cara de awite, mí cuñada solo agacho la cabeza y mi esposa se puse en pose de
llanto, al final camine a la recamara mientras escuchaba a mi suegra decir: es
que es de cariño.
Y ahí escribí otro capítulo más de
drama en la vida matrimonial. Claro solo me dio bajón por mi esposa, que a las
dos semanas me volvió a hablar, sin pedirnos disculpas.