28 noviembre 2010

Taps in the Box



Aunque tenía gente esperándome en el automóvil, yo seguí con las compras. Mis objetivos era un costal grande de comida para perro, el más grande para no volver a comprar durante un mes, o si se podía 2 meses y una lata de espuma para afeitar marca Barbasol, de la más barata y la que todo hombre debe de tener. Pero, me dio curiosidad por pasar al departamento de autos, quería ver todos los tipos de accesorios que tenían. Desde las llantas hasta las calcomanías. Los tapetes y los cubiertos para volantes.

Al buscar los productos para limpiar llantas, camine y mire todas las marcas. Al terminar de ver todas, ahí estaba una muchacha en pans rosa, peinada de cola de caballo, rechoncha en su figura y con las manitas morenas metidas en la bolsa de la sudadera, haciendo la pose de Alfred Hitchcock. Me le quede viendo a la cara y ella también a mí. Al parecer me reconoció.

Siempre hay un juego de miradas y facciones cuando reconoces a una persona y ella lo siguió, abrió los ojos más de lo normal, movió el labio superior de la boca para flexionar mejor el hueso maxilar superior, y de ahí ligeramente sonrió.

Yo iba a empezar el juego de facciones, pero solo me quede en el primer caso. Mientras me acorde de ella, de por qué le había dejado de hablar. Creo que fue porque ella pensaba que le gustaba. Así como les pasa a los hombres con las mujeres, que si una es simpática con alguien, este piensa que ya la tiene segura. Lo curioso fue que ella nunca lo averiguo y siempre lo supuso, contándoselo a los demás, y me indigne. Nunca me ha gustado este tipo de molde, pero creo que ella era simpática, de no serlo no la recordaría.

La seguí viendo sin seguir en el juego y camine hacia ella. Camine alegremente con mi carrito del mandado, como caperucita roja yendo a la casa de la abuelita. A veces me hace pensar que caperucita roja fue un tributo, un sacrificio para un lobo que atormentaba a una aldea y la única forma de que los dejara en paz, era sacrificando a una niña virgen.

La miraba a los ojos mientras caminaba y así me fui de paso, hacia el área de las bicicletas.

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