11 agosto 2009

Ellos estan vivos

Para algunos, es difícil tener amor a la religión. Donde debes de creer en algo que no puedes ver, sentir ni oler. Adorar un ser intangible de quien todos hablan y todas las causas que puede generar la lógica o lo inevitable en el mundo, son causas de él. Haciendo que tu vida sea limitada, reprimenda, o no tan libre como se podría decir.

Bueno, este post no es acerca de la religión ni de dios, si no, de algo que una vez me contaron y lo recuerdo solo de vez en cuando, solo cuando lo necesito.

La historia es sobre un amigo que tuve en la universidad, con el nombre de Tomas. Quien sus madre había migrado ilegalmente a EU después de la muerte de su esposo, esto fue hace diez años, cuando tomas era un niño toda vía, quedándose aquí en Mexicali con sus tíos.

A Tomas siempre lo miraba despreocupado de la vida, nunca hablaba de su familia y hasta hace poco yo pensaba que sus tíos eran sus padres. Todos los recuerdos que me contaba sobre su infancia eran vagos, como si su mente hubiera estado dormida en ese tiempo, como en un domingo por la mañana donde despiertas sin abrir los ojos. Así eran sus recuerdos.

Ya cuando el tenia 20 años, sus tíos recibieron una llamada de parte de sus madre. Que se encontraban en san Francisco, trabajando en un restaurante. Al parecer se iba a casar y estaba embarazada. La verdad no mire que Tomas reflejara algún sentimiento de felicidad, solo una mueca de aceptación, sin llegar a ser de agrado.

A la semana siguiente fui a visitarlo a su casa, estaba enojado, pero no llegando al grado de furia o de rencor, mas bien deprimido por que no podía estar en paz.

Tomas dijo:

-Ya nació mi hermano, Y todos hablan de él, mis tíos irán mañana a visitar a mi madre, pero yo me quedare por que inician las clases, que bueno que tengo ese pretexto, no se como vería a mi madre después de tanto tiempo. Aparte mirar a ese niño que dicen que es mi hermano, me sentiría extraño.

Paso todo el semestre de la universidad y el tema se había olvidado, se desvaneció como si fuera un grito al cielo y el viento se lo hubiera robado.

El día que le pregunte sobre su madre y su hermano, Tomas se enojo, diciendo:

-Ellos están bien, eso creo. Estoy harto de que me platiquen sobre ellos. Cuando mi tía regreso de con mi madre, llego diciendo: hay hubieras visto a tu hermano esta igualito a ti, aunque tiene la nariz mas chata.

Así se la han pasado todo este tiempo hablando de un niño que todos han visto, abrazado y me queda la duda de si existe o no. Van seis meses así, yo no voy a la iglesia y nunca he dado una oración por ese niño que dicen que existe, y si me preguntaran hoy, diría que nunca lo haría, como hacer algo por alguien que no sabes que existe.

Ni si quiera se si mi madre existe toda vía. Pero estas vacaciones sacare el permiso de emigración e iré a visitarla a San Francisco. Mis tíos me están casi obligando a ir, ya que hace tiempo que no veo a mi madre.

Cuando terminaron las vacaciones, Tomas llego a la escuela sin decir ninguna palabra.

Hasta después de un mes me atreví a preguntarle de su viaje y me contesto:

-Cuando llegue a esa casa. Escuche la voz de mi madre, esa voz que siempre escucho por el teléfono. Salió de una puerta que estaba atrás de la cocina, ya no recordaba que tan alta era y su rostro ya no era el mismo a las fotos que tengo.Ella llevaba cargando un bulto en sus manos.

-Mira es tu hermano. Dijo ella, después de darme un beso en la mejilla.

En vez de abrazarme me dio al niño a cargar, yo dije: no, espera no puedo, se me va a caer.

-No se cae, agárralo bien, respondió ella.

En cuanto lo cargue empezó a llorar, a llorar como si desconociera esos brazos toscos que tengo, que solo sirven para cargar cosas pesadas, nunca cosas delicadas.

-Tiene hambre, dijo mi madre. Y tomo al bebe de una forma tan suave que podría apostar mi vida, de que sus brazos se movían con el viento y las nubes eran los pechos que alimentaban a la tierra con su lluvia.

Mis brazos se quedaron quietos, como si toda vía estuviera sosteniendo al bebe, ahí estaban ellos enfrente de mi, esos seres que pensé que no existían, eran mas vivos que yo. Tal vez el que no existía era yo, hasta ese día.

4 comentarios:

Rafael García dijo...

pinche tapia ala berkkk que te cuesta escribir asi :B

Tresemmé dijo...

Ojos que no ven, corazón que no siente.

Tapiocadas dijo...

tresemme, cual es tu direccion de blog, si es que tienes.

Anónimo dijo...

Edy Balardy:
Alguien ha visto a Juan Escutia?