El palomar de los pobres

--Carlos si ganas te llevo al restaurante que quieras. ¡Mucha suerte!

 Fueron las últimas palabras de mi maestra en el concurso de oratoria, antes de que yo pasara el esceneario. Ahí estaba yo entre los 8 mejores del estado de Sinaloa. Por fin todo mi tiempo sacrificado en dejar de ver esas caricaturas que tanto me gustaban, sacrificando fiestas por practicar frente el espejo, por leer libros viejos y revistas con temas nuevos.

 -aja. Fue mi respuesta nerviosa acompañada de una sonrisa, por ser el primero en pasar al frente. No recuerdo si me sudaban las manos primero o si los zapatos se habían encogido, pero si estoy seguro de que esos tic’s me dieron.

--Con ustedes Carlos Aguilar.

 -Ese so yo… (Me repetí en mi mente cuando Salí caminando al frente de los jueces) Mis temas fueron. Salud, Historia y Sociedad

Hasta el día de hoy sigo pensando que los primeros temas fueron bien dominados, pero el último era de improvisación. Empecé a hablar de lo que sentía en ese momento de la sociedad, de mi municipio, hasta dando mi punto de vista sobre como ayudar en el desarrollo. Mi error fue que me excedí en el tiempo reglamentario. No sabia si eso contaba mucho pero me puse nervioso al ver a mi maestra poniéndose la mano en el cuello, moviéndo la mano de un lado a otro y diciendo entre labios ¡ya córtale! Mientras hablaba mas pensaba en como cerrar el tema, como poner esa cereza en el pastel. Pero mas hablaba y mas se aguadeaba el final que estaba cocinando. Al final dije “ y eso es mejor para México…”

 No le quedo el final, pero tan siquiera me pude bajar y preguntarle a mi maestra como me vio.

-- Bien faltan los demás, no te preocupes.

 Me brindo seguridad, pero ya todo había pasado. Ya no más nerviosismo. Mientras mas miraba a las otras personas podía hacer un pequeño juicio de quien seria serio candidato y quien no. Pero también, me ponían nervioso aquellas personas que hacían un buen papel. Invitaron a 3 personas al frente como finalistas y mi nombre en uno de ellos. Mi nombre otra vez. Primero mencionaron al tercer lugar. Del cual ni me acuerdo de su nombre. Solo quedábamos yo y ella. Maria Fernanda. La hermana del ganador del año pasado, por fin iba a poner fin a este círculo de ganadores. Si, yo iba a ganar por que yo me esforcé sin la ayuda de nadie, solo impulsado por mis… A mitad de mi pensamiento dijeron por 3ra vez mi nombre. Sorprendido no supe que habían dicho, cual era mi lugar. Lo único que pensé fue que habían dicho al ganador, pero al ver la cara de ella… esa cara no pone un 2do lugar.

 Ella paso a recoger su premio y su trofeo. Yo pase a recibir eso... eso que le dan a los que quedan en segundo lugar.

-“Felicidades”. (Le dije a ella)

Mientras sus ojos buscaban a sus familiares. A ella que ni siquiera me escucho, que ni siquiera a de recordar mi nombre. De regreso a casa mi maestra dijo:

-Competimos bien, nunca habíamos llegado hasta donde estamos. Eso quiere decir que para la próxima estará mejor. Lo dijo para los más jóvenes, ya que yo iba en el ultimo grado de la prepararía. La maestra siguio hablando, pero preferi ver el paisaje por la ventana del carro, donde ya era noche y no podia ver a mas de un metro de distancia.

Al final nos llevo a un restaurante llamado "El palomar de los pobres". Ese nombre tenia por la forma de servir la comida. Ya que te daban las tortillas duras como tostadas de bajo de la carne asada y una olla de frijoles muy deliciosos. Toda la mesa con su propio asador, para mantener la carne y los frijoles calientes. Me gusto mucha la comida y me enchile mucho.

Mi maestra pidió una olla de frijoles extra para llevar, tapada con papel aluminio. para su familia quise pensar.

La verdad no le quise preguntar…creo que no tenia humor para eso.

En realidad la diferencia de si hubiera ganado o no el primer lugar, no varía mucho al presente que tengo. No creo que hubiera sido mas feliz o más infeliz, solo fue un día en mi vida.