En un barrio de
Islas agrarias acá por Mexicali, llegaron unos 6 sombrerudos a rentar una casa
que estaba cerquitas de la mía. Todos los días y las noches estaban pisteando y
escuchaban música a alto volumen sentados fuera de la casa que no tenía cerco,
si pasabas caminando podías ver a todos sentados en sillas casi hasta llegar a
la banqueta y la rocola a un lado con una extensión de electricidad larga que
se metía a la casa por una ventana de la cocina.
Un día llegue
temprano a mi casa y me estacione en la calle, baje todas las cosas del pickup
para salir rápido otra vez y un sombrerudo se me acerco y me pregunto cuanto
quería por el pickup. Era un Chevy S10 del 99 tumbado con unos rines cromados.
-
Sorry
compa, no lo vendo.
-
- Cuanto quieres por él te lo compro, tu nomas
di cuanta feria. Me pregunto unas 3 veces.
Me encabrono que
un pinche Oaxaco todo pedo estuviera chinge y chinge que le vendiera mi pickup,
cambie mi tono de voz y le hable francamente: mira compa, no vendo mi carro y
no tengo intención de venderlo… no se de donde saco que yo lo quería vender.
Me le pare en
frente y lo vi a los ojos bien envergado, era un pinche chaparrito que me
llegaba a la altura de los pezones. El don levanto la mirada para verme a los
ojos y dijo: Bueno, cuando lo vendas en cuanto lo vas a vender? Avísame y te lo
compro en chinga.
El vato se fue
caminando a su casa y yo me subí al pickup, pase por su casa y le subí el
volumen al stereo para que se escuchara fuerte la música de Metallica con las
bocinas que traía.
En esa calle
también vivía el Juan Jose un morro de unos 25 años, que cuando se drogaba se
salía a la calle a tirar putazos a un poste de luz de esos viejitos de madera
que estaba justo a fuera de su casa que habitaba con su mama. Todos los días podías
pasar a saludarlo y no había ningún problema, pero cuando se drogaba escuchabas
los golpes que le pegaba al poste, él quería boxear y pelearse con el que pasara.
Varias veces me toco ir a la tienda caminando a comprar una soda y unos
cigarros y me gritaba “hey pinche Alejo, ven te voy a madrear, vamos a
madrearnos”.
-
Hay
Juan José ya estas drogado otra vez, ándale metete a tu casa o ponte a pegarle
al poste.
Le decía yo mandándolo a la chingada, y si se iba y me dejaba de dar lata,
pero así era con cualquiera que pasara. Hasta que una vez que yo me estaba
fumando un cigarro en la banqueta de mi casa mire a un expolicía y su hijo que
habían salido de su casa con una cachiporra en la mano y le pusieron una putiza
hasta dejarlo tirado en el piso.
-
Hey déjalo
ya, lo vas a matar! Grité y me metí entre ellos dos.
-
- Pues
que le sirva a este pendejo para que no me vuelva a gritar nada en la calle en
toda su puta vida.
Yo con la bondad
del Mexicano le contesté: esta tonto, que no sabes? Esta drogado es lo único
que hace, no le hace mal a nadie este cabron. La madre de Juan José salió a
auxiliarlo y yo ayude a meterlo a su casa para llevarlo hasta la cama.
Pasaron los días
y un día me llamo mi esposa por teléfono mientras yo estaba trabajando.
-
¿Oye
puedes apurarte a venir a la casa? Parece que algo paso en la cuadra, pero no
quiero salir a asomarme.
-
- Pero
que paso o que escuchaste? pregunte
-
No sé
pero vente rápido.
Ella no me quiso
decir que había escuchado sirenas de policías y que la cuadra estaba acordonada
para no asustarme, hasta que llegue fue cuando me di cuenta de toda la escena y
en efecto, me asuste y mucho.
-
Hey
compa déjeme pasar no sea malo yo vivo en aquella casa! Le dije al policía que
estaba cuidando lo acordonado.
Me dejo pasar y
me fui directo a la casa, hasta ver a mi esposa y mi hija quedé tranquilo.
Después con los
días me entere que los Oaxacos tenían secuestradas a dos mujeres en esa casa
base. Ese día 4 de los Oaxacos se habían ido a otra casa que tenían rentada y
se quedaron dos sentados afuera en el patio pisteando. Con el calor uno se
metió a bañar y el otro se quedó casi dormido sentado a un lado de la puerta.
Dos mujeres
salieron corriendo, escapando de la casa y azotaron la puerta de mosquitero de
metal que estaba semi abierta, con el ruido se despertó el que estaba de
guardia, estiro la mano y alcanzo a agarrar a una que tenía puesto un vestido,
con la velocidad de la chica los dos salieron aventados hacia la banqueta y el
guardia la estaba sujetando ahora de los brazos, mientras que la otra mujer
trataba de ayudar a su pareja secuestrada a escapar.
Con los ruidos en
toda la calle en ese momento, el único valiente que se atrevió a acercarse fue
Juan José, camino hasta media calle y pudo ver que el secuestrador le puso la
mano encima a la mujer. Juan Jose poseído por la loquera empezó a gritar “Le
estas pegando? hijo de tu puta madre!” dos putazos en secos en la cara del
secuestrador hicieron que el guardia soltara a las mujeres y se colocara boca
arriba para recibir mas putazos de Juan Jose. El otro secuestrador al oír tanto
ruido salió de la casa con una toalla envuelta en la cintura. ¿Que pasa
aquí? Grito.
Juan Jose se levantó
y se fue sobre el otro secuestrador a darle un putazo en el pecho y empujarlo hasta
caer para empezar la tunda. Juan Jose salió de la casa y los corrió. Los dos
secuestradores salieron corriendo y algunos piensan que se dirigieron a esconderse
a la otra casa que tenían rentada cerca de la colonia.
Las mujeres se
metieron a la casa de una mujer que vivía a dos puertas de ahí, que
precisamente tenia las rejas abiertas por que iba a sacar su carro. Las mujeres
se metieron a su casa y de ahí llamaron a la policía.
La policía llego en
menos de 10 minutos, y acordonaron las calles. Entraron a la casa y sacaron
armas largas encontradas en el lugar, también dijeron que había closets tapizados
con cartones de huevo para reducción del ruido.
Solo un loco como
Juan José se hubiera metido a salvar a unas secuestradas en estos tiempos,
sinceramente yo no me hubiera metido aunque viera la escena en vivo, ni creo
que hubiera dejado entrar a las secuestradas a mi casa, por el miedo a las
represalias.
En la tele hablaron
de esta red de secuestradores donde recibían a personas que pagaban para cruzar
la frontera, ellos seleccionaban a mujeres y las secuestraban para pedir el
dinero del rescate a los familiares de las víctimas.
Con el tiempo creí
que un día llegarían los secuestradores y rendirían cuentas a Juan José y a la Sra.
que vivía sola en su casa, pero nunca paso nada. También nadie quiso decir de
la otra casa que tenían rentada los secuestradores. Pero esa misma noche se
fueron y no se volvió a saber de ellos por esas calles.
Con el tiempo la
madre de Juan José se murió y el al no tener sustento económico se metió a
rehabilitación y empezó a trabajar, se mudó y la última vez que lo vi estaba
bien gordo cachetón y ya tenía una hija.